8 A quien amáis sin haberle visto; en quien creéis, aunque de
momento no le veáis, rebosando de alegría inefable y gloriosa;
9 y alcanzáis la meta de vuestra fe, la salvación de las almas.
10 Sobre esta salvación investigaron e indagaron los profetas, que
profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros,
11 procurando descubrir a qué tiempo y a qué circunstancias se refería
el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando les
predecía los
sufrimientos destinados a Cristo y las glorias que les seguirían.
12 Les fue revelado que no administraban en beneficio propio sino en
favor vuestro este mensaje que ahora os anuncian quienes os predican
el
Evangelio, en el Espíritu Santo enviado desde el cielo; mensaje que
los
ángeles ansían contemplar.
13 Por lo tanto, ceñíos los lomos de vuestro espíritu, sed sobrios,
poned toda vuestra esperanza en la gracia que se os procurará mediante la
Revelación de Jesucristo.
14 Como hijos obedientes, no os amoldéis a las apetencias de antes,
del tiempo de vuestra ignorancia,
15 más bien, así como el que os ha llamado es santo, así también
vosotros sed santos en toda vuestra conducta,